“En tiempos de amenazas, censura y violencia”
POR: Estrada Romualdo Almiro
“La Libertad de “Expresión”, o más ampliamente la libre difusión del pensamiento, abarca todas las manifestaciones intelectuales del ser humano — entre ellos la escritura en las diversas vertientes de la literatura —, arte (pintura, escultura, danza, etc.), y también la libertad de Prensa que comprende diversas libertades, entre ellas la información, crítica y hasta la denuncia”.
De un tiempo a esta parte se observa una diversidad en los tipos y en las formas de agresiones a la libertad de expresión en el marco del ejercicio periodístico. No sólo hay un notable incremento de las agresiones registradas respecto a años anteriores, sino que se degradan de manera preocupante las condiciones para el ejercicio de la libertad de prensa en varios lugares de nuestro país. América Latina es uno de los lugares más peligrosos para ejercer el periodismo. El número de víctimas ha ido aumentando así como el número de países donde la violencia contra periodistas es frecuente. Pero lo más peligroso de todo es la impunidad en que se encuentran los asesinatos de periodistas. Varias organizaciones que defienden la libertad de expresión han iniciado esfuerzos destinados a presionar a los gobiernos para que se haga justicia en estos casos donde los periodistas fueron asesinados como resultado directo de su labor periodística.
Una vez mas se ha podido comprobar ello en nuestra ciudad de Huaraz, El 9 de diciembre de 2011, el periodista Iván Julca Mendoza, director del quincenario “El Especial de Ancash” y del programa “Ancash Opina” de radio Melodía, fue golpeado en la sede de la municipalidad distrital de Independencia-Huaraz, por siete sujetos entre ellos dos regidores a los que investiga por un presunto tráfico de influencias.
Es un claro reflejo de que Huaraz atraviesa por una crisis en materia de seguridad pública sin precedentes. En un ambiente de “violencia generalizada” la libertad de prensa viene siendo afectada considerablemente, provocando la ausencia de información oportuna y veraz. Y lo más indignante de todo ello, es que la impunidad es una constante en Huaraz-Ancash. En lo que respecta a la investigación de conductas delincuenciales como de esta indole. Hoy se cuenta con mayores canales para disentir, para difundir y recibir información plural. Sin embargo, la violencia y la impunidad siguen siendo un método para silenciar. Los llamados “delitos contra el honor” se utilizan como herramienta para obstaculizar las investigaciones periodísticas. Mientras tanto, la respuesta del podrido poder judicial con el que se cuenta, es la indiferencia, la inacción y la simulación.
La gran pregunta es, cuántos incidentes repudiables contra hombres de prensa van a seguir suscitándose, mientras tanto a pesar de las abrumadoras cifras y agresiones sistemáticas y generalizadas contra periodistas peruanos y de las múltiples amenazas realizados por actores nacionales, el Estado peruano no ha puesto en marcha una política pública para garantizar la libertad de expresión en el país. Por el contrario solo se escuchan compromisos, voluntad de apoyo al periodismo -mas no se hace nada por castigar con todo el peso de la ley a quienes atentan con la libertad de prensa, y ello caiga quien caiga. Ello al margen de que la libre comunicación de ideas o noticias siga suscitando un ancestral temor en los grupos de poder. Aun la intensidad del recelo aumente cuando se trata de informaciones independientes, cercanas y directas, difundidas mediante las nuevas herramientas que ha puesto internet a disposición de los propios periodistas y de los ciudadanos. Es bien sabido que el periodismo es un servicio público y administra uno de los recursos más valiosos y poderosos de las sociedades modernas: las noticias. Porque una noticia puede desencadenar la caída de un funcionario corrupto, el retroceso de una medida gubernamental, la huida de inversionistas. Normalmente en nuestras sociedades la noticia refleja y es entendida como la "verdad" de los hechos. Y de ahí deriva el poder del periodismo y su capacidad de influir e incidir en las conductas y relaciones sociales. . En otras palabras, es el periodismo el que moldea y construye la "verdad noticiosa", la que debería ser siempre respetada no solo por que los principios constitucionales lo obliga sino también porque así lo manda mi conciencia y personalidad.
“Lastima y vergüenza ajena siento por tantos grupos de poder o ciudadanos comunes y corrientes que desesperados conspiran contra la endeble democracia peruana y la libertad de prensa, que montan su “guerra” sucia contra su propia nación y exclusivamente contra los que tienen el anhelado sueño de cambio. El reciente suceso contra el periodista Ivan Julca Mendoza, por parte de estos personajes-resultó vergonzante y poco ético, que al no ser capaces de asimilar la realidad del problema al que se enfrentan, terminaron recurriendo a las viejas tácticas represoras, aplicando la ley del mas fuerte o actuado cual vulgares pirañas de barrio.
Aun así hagan lo que hagan, la información libre y veraz es anhelada por millones de personas en todo el país y el mundo, que desean seguir de cerca los principales acontecimientos políticos de su país; y eso difícilmente podrá cambiarse. Peor aun cuando el poder político son efímeros, de cortos tiempos-mientras tanto el trabajo de un periodista continua y dura con tiempos mas prolongados.
Claro está que aquí tampoco hay que darles arengas a todos los periodistas de Ancash y el país, y tragarnos el cuento de que “todos” cumplen con eficiencia y lealtad su servicio. Puesto que así como hay muchos buenos ejemplos de periodismo, en la prensa escrita, la radio, la televisión e Internet, también están los vergonzantes que subsisten y prosperan mediante relaciones promiscuas con el poder, contenidos inescrupulosos y falsos discursos. Pero para ello existen los conductores regulares a través de los órganos competentes para su debida denuncia o querella.
Por ultimo el periodismo en nuestra región Ancash y a nivel nacional enfrenta enormes retos y compromisos frente a la corrupción, el crimen organizado, la devastación del medio ambiente, los modelos mercantilistas y otros graves problemas. Nuestra región requiere de un periodismo que contribuya a formar un público informado y consciente, que canalice la indignación ciudadana y que estimule actitudes y acciones para proteger y consolidar los aún débiles procesos de desarrollo.