martes, 27 de septiembre de 2011

HUMILDAD PARA LUCHAR CONTRA LA CORRUPCIÓN

SE INCREMENTA, EL ROBO, EL ALCOHOLISMO,  LA PROSTITUCION,  LA CONTAMINACIÓN EN HUARAZ

Casi a diario vemos en las autoridades y dirigentes hacer derroche exagerado de soberbia y casi cero de humildad. Ocupar un cargo o ejercer el liderazgo, implica tácitamente deponer el ego que genera la soberbia. El ego es como la niebla. Mientras más se preocupan por satisfacer su amor propio, la niebla se vuelve más densa y repercute tanto en su eficacia como en la competitividad.
Las autoridades están obligadas ha relacionarse con los demás. Si no miran con atención su entorno, difícilmente llegarán a su destino. Es como conducir un auto con los ojos vendados. En cualquier momento corre el riesgo de colisionar con sus propios impulsos y generar un terrible accidente en agravio de sus liderados o representados. Tiene que quitarse la venda del ego para poder mirar los objetivos del interés común y decir "nosotros" en vez de "yo". Esa es la postura que debe tomar toda persona que ocupa un cargo de autoridad, es decir actuar con absoluta humildad sepultando su ego.
La humildad es como la luz al final del túnel. En medio del túnel puede mirar atrás y retroceder en la oscuridad para perderse en su soberbia, en cambio si mira adelante, verá que al fondo brilla la esperanza de poder reconocer en que ha fallado y así adoptar medidas para corregir sus errores, empezar de nuevo y transmitir esa actitud de amor a sus representados.
La gran crisis humana en los grupos sociales, los pueblos y las naciones, se debe primordialmente a una falta de humildad, para saber recomenzar cuando se ha fallado, pero también para tener la valentía de reconocer en qué se ha caído o faltado y cómo corregirse. Este caerse y saber levantarse con dignidad, encierran el ciclo de vida de toda gran autoridad o de todo gran mandatario o líder.
Cuando suceden situaciones conflictivas, existen dos caminos, el de negarlo todo o el de reconocer sus aspiraciones. La primera lleva a centrarse en el amor propio o el ego, la segunda permite ponerse en el lugar de los demás. La clave de la autoridad en circunstancias de conflicto, es la humildad.
¡Una autoridad sin humildad no es una verdadera autoridad!

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