La corrupción se ha enquistado como un cáncer maligno opuesto a la vida ó al interés vecinal y al bienestar común, en las autoridades políticas. No solo viola el ordenamiento jurídico y atenta contra los valores fundamentales de la sociedad; sino que acentúa las desigualdades sociales y lacera su tejido social.
La corrupción de estos últimos cuatro años, han deslegitimizado y lo atrapa en un túnel oscuro; ojalá que la luz al final, sea las rejas de la cárcel, que es lugar, a donde deben ir a parar los sinvergüenzas y que felizmente el pueblo d, ha declarado personajes no gratos a esta tira de zopencos
Ya no nos queda duda, que el régimen corrupto de los políticos, ha provocado inestabilidad, pérdida de confianza, credibilidad y respeto a nuestro sistema político local y regional. En su perniciosa sombra se esconde el abuso de la función pública, la arbitrariedad y el desconocimiento de los derechos y garantías sociales, dando paso al aprovechamiento ilegítimo y bochornoso de los recursos públicos en beneficio de intereses particulares.
Todos debemos saber, que la corrupción reduce la eficiencia de la administración, que se ve afectada por un notable desestimulo al trabajo honesto, y obstaculiza la prestación de los servicios públicos, a la vez que eleva sus costos. Los actos corruptos aumentan el gasto público y reducen los ingresos. El costo social de la corrupción es muy alto y daña mucho más a los más pobres .
En este patético escenario, también tenemos que afirmar que existe “un vacío de dirigencia”. Tener líderes o conductores ha sido siempre una necesidad de toda sociedad. «Desde hace mucho tiempo viene oyéndose a través del planeta un formidable grito, como el ulular de innumerables perros hacia las estrellas, pidiendo que haya alguien o algo que conduzca», cuando los problemas son graves y urgentes, un pueblo, como el de los ancashinos, requiere imperiosamente una dirigencia lúcida y voluntariosa, dotada de gran visión y gran coraje, que sea capaz de asumir la tarea de llevar al pueblo de donde está a donde no ha estado y debe estar.
Lamentablemente huaraz, en los últimos años ha dormitado adormecida por la siembra de asfalto, cemento y fierro y por la monserga de un tartamudo corrupto balbuceador del estribillo “mi mejor lenguaje, son las obras”, obligándonos a negarnos a sí mismos, que teniendo ingentes recursos materiales-naturales y humanos, o no los ha aprovechado o los ha administrado mal, debido en gran parte a una falta de dirigencia, Huaraz tiene derecho a otra alternativa para que la calidad de la gente, de la vida y el desarrollo humano y de las cosas sea más respetable.
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