viernes, 28 de mayo de 2010

HUARI VIVE EL EPITAFIO DE SU VIDA

huari vive permanentemente enredada en sus propias paradojas. De entre todas ellas destaca, de manera muy especial, nuestra proverbial incapacidad para la reflexión colectiva. Una Ciudad en la que concurren múltiples fenómenos sociopolíticos extraordinariamente complejos y de tratamiento aún ignoto, debería ser una efervescente caldera de debate y contraste de ideas. Yermo. Apenas alcanzamos a entablar un paupérrimo cruce de estériles descalificaciones mutuas sin orden ni objetivos. Un ejemplo palmario es la aspiracion politica a cualquier precio.

La política se desarrolla en tres dimensiones indisociables pero nítidamente diferenciadas y priorizadas: ideas, intereses y personas. Sobre intereses y personas se opina con asiduidad y vehemencia. Resulta muy sencillo (accesible para cualquier persona por imbécil que sea) y probablemente entretenido, aunque absolutamente inútil. Pero discutir sobre ideas es árido, exige un esfuerzo intelectual, puede ser tedioso e incluso provocar vértigo. Nadie en huari quiere hablar sobre la política de integración. Seguimos emulando irresponsablemente al avestruz demostrando que nos importa muy poco el futuro de esta tierra. Porque la realidad se impone inexorablemente y nos acosa por mucho que pretendamos escapar. La elocuencia de un solo dato es suficiente para explicar la necesidad de aplicarnos en la tarea de consensuar con urgencia las bases de futuro. En la actualidad, en el segmento de población de cero a 30 años, de cada tres huarinos, dos son huaracinos y uno chimbotanos . El cambio en la correlación demográfica es imparable y acelerado. Ya no podemos perder más tiempo atrapados y confundidos por ilusorios sentimientos banales, entremezcla de nostalgia y ensoñación, que no conducen más que a la inanición y a la impotencia.

La primera cuestión que es preciso abordar es la definición correcta del término integración. Sigue prendida en sectores muy amplios de nuestra sociedad una acepción arcaica que entiende la integración como una adaptación de las minorías a los usos cívicos y sociales de la comunidad mayoritaria. Según esta forma de pensar, cada individuo tiene derecho a desarrollar su vida en un ámbito privado conforme a sus convicciones, pero tiene la obligación de acatar las señas de identidad públicas dictadas por la mayoría dominante. Este es un principio ya superado, que se ha revelado inoperante y obsoleto en las vigentes coordenadas dictadas por la irreversible globalización. La integración se concibe actualmente como un proceso de construcción del espacio público articulado en torno a un conjunto de nuevos valores comunes, definidos como la síntesis de la diversidad cultural que configura el cuerpo social. Ya no se trata de que "quien llegue, aprenda", si no de que "entre todos hagamos". En este sentido huari está irracionalmente esclerotizada. No avanzamos ni un paso. El pánico a la huida de los votantes más fanáticos ,que son muchos

Lo ideal sería que los movimientos en campaña electoral, responsable de su liderazgo político, hiciera examen de conciencia, y cambiara un discurso tan miope como frustrante. Pero esto se intuye como una quimera. Están saturados de ensimismamiento, Todos los huarinos saben que los movimientos nos han vendido engañando decadas . Disimularán (nos engañarán) con más o menos acierto dependiendo de cada coyuntura concreta, pero la única verdad es que estamos solos. Por eso todos los huarinos, en el silencio de su conciencia, comulgan con el movimiento huari para el desarrollo y el cambio , en su lucha por la dignidad de nuestro pueblo. Además de esta causa indestructible, y de una probada fidelidad a los principios éticos más apreciados por la ciudadanía; está integrado por un grupo humano de extraordinaria valía, profundamente convencido de sus ideas, dotado de una inagotable vocación de lucha y profusamente activo en la vida pública; y está arropado por una masa de votantes nada despreciable caracterizada por su formación e implicación.. Por eso es inextinguible. Y, precisamente por el mismo motivo, por su inquebrantable espíritu de servicio a esta Ciudad, ha tomado la decisión de romper el corsé impuesto por insanos complejos decadentes, y demostrar con hechos palpables, más allá de la retórica, que la integración de todos los huarinos en un tejido social único no sólo es una opción sino que es la única opción inteligente, noble y digna. Siendo consciente del riesgo que asume.. Confiemos en que el tiempo convenza a los escépticos de que el esfuerzo (e incluso el sacrificio si fuera menester) están plenamente justificados.

Quizá sea un momento óptimo para escribir el epitafio de esa ciudad hipócrita partida en dos mitades que se respetan formalmente mientras se miran de reojo rezumando desconfianza. Para que huari alumbre su nuevo horizonte debemos caminar todos juntos por la senda de la confianza recíproca, sintiéndonos fraternalmente iguales, libres de ataduras psicológicas y de corrosivos prejuicios que minan la convivencia. Derribando muros. Elevando miras. Abriendo espacios. Ensanchando la vida.

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