Esta palabra castellana es de origen latino, y en esa lengua significa "destruír", "arruinar", "enturbiar", "echar a perder", "seducir", "sobornar", "falsificar", "viciar", "depravar". Es pues, considerable la amplitud de acepciones con que los clásicos latinos emplearon esta palabra, según los contextos en que la usaron. Tanto en latín como en castellano, del verbo corromper derivan otras palabras como "corrompido", "corruptor", "corruptela", "corruptible", "corrupto", etc.
En el Diccionario de la Real Academia de la lengua castellana se leen las siguientes acepciones: "Corromper: alterar y trastrocar la forma de alguna cosa. Echar a perder, depravar, dañar, podrir, sobornar o cohechar al juez o a cualquier persona, con dádivas o de otra manera. Pervertir o seducir a una mujer. Estragar, viciar, pervertir. Oler mal. "Corrupto: dañado, perverso, torcido". "Corruptela: mala costumbre o abuso, especialmente los introducidos contra la ley". "Corruptor: que corrompe". Como se ve, el horizonte de las acepciones castellanas de la palabra corromper es también muy amplio. En todo caso se trata generalmente de una situación moralmente vituperable, negativa e indeseable. En especial se puede subrayar el significado de "podrir", que equivale a lo contrario a la vida, lo putrefacto. Es precisamente lo que sucede a una sociedad en que la corrupción se generaliza.
Aquí se restringirá esta reflexión a las formas de corrupción que tienen su origen en dádivas ofrecidas y aceptadas de modo incorrecto, con vistas a obtener decisiones favorables a los intereses de quien corrompe. Esas dádivas no siempre son dinero, aunque muchas veces sí lo son.
El poder corruptor del dinero
Nadie pone en duda que el dinero es una necesidad en el mundo actual. Si se lo suprimiera sería inimaginable la sociedad moderna. Sabemos también que el dinero no es "intrínsecamente perverso" y que es posible hacer de él un uso moral, conforme a los designios de Dios, si se lo maneja como quien administra algo que El ha puesto en nuestras manos y de cuyo empleo habrá que darle cuentas.
Sin embargo, y a causa de la impronta que el pecado ha dejado en el corazón humano, es fácil que los hombres empleen mal el dinero y le atribuyan una importancia que no tiene.
Formas de corrupción
Las formas que toma la corrupción son muy variadas. He aquí algunos ejemplos más corrientes:
• Exigir dinero o algo equivalente para cumplir lo que es una obligación del cargo que se desempeña. Correlativamente, ofrecer dádivas para que alguien cumpla lo que debe cumplir.
• Exigir o aceptar dinero o "regalos" para conceder algo que no es correcto.
• Exigir servicios, y peor aún si son incorrectos, para conceder ascensos o cargos.
• Condicionar el cumplimiento de un deber al cumplimiento de servicios no obligatorios de quien va a ser el beneficiario de una decisión.
• Otorgar cargos no en función de la capacidad o méritos de las personas, sino como recompensa de servicios o por compadrazgos.
• Concederse a sí mismo beneficios injustificados valiéndose del cargo que se desempeña.
• Tomar decisiones por favoritismo, para beneficiar a familiares o amistades, postergando a personas con mayores méritos o mejores derechos.
• Ocultar delitos o manejos incorrectos a cambio de obtener ventajas pecuniarias u otras.
• Presionar a personas con amenazas ostensibles o encubiertas, para lograr su complicidad.
• Ofrecer "comisiones" para obtener trabajos o contratos, públicos o privados.
• Ofrecer o aceptar "coimas".
• Aprovecharse en beneficio propio de objetos, vehículos, viáticos u otros beneficios concedidos exclusivamente para el desempeño de la función y no para uso personal.
• Regalar notas o aprobar exámenes a cambio de ciertos "favores".
• Amenazar con el recurso a amistades o influencias para obtener facilidades de un subordinado de aquellas.
¿Qué hacer?
El tema de la corrupción es pluridimensional. Influyen en ella factores personales y sociales, problemas derivados de la falta de formación moral y de muy bajos ingresos. No es sólo un problema circunscrito a la realidad de un país, sino que tiende a ser "transnacional". Poner atajo a la corrupción supone acciones concertadas y convergentes, algunas de las cuales se enumeran a continuación:
Lo primero, la formación moral sólida, fundada en principios firmes y no sólo en "conveniencias". Formación ajena al relativismo que si se acepta en un campo moral, no hay cómo impedir que se propague a otros. Nada puede suplir el factor de reciedumbre moral para contrarrestar la corrupción. Si el corazón está corrompido, pocas esperanzas hay de poner atajo externo y eficaz a que se produzcan frutos de corrupción. Si no hay limpieza de corazón, algo se podrá obtener por la vía de la coacción, pero los logros serán siempre frágiles y se aguzará la creatividad para burlar las normas.
Lo segundo es el ejemplo de quienes detentan el poder o las influencias. Si exhiben una conducta sobria, ajena a los halagos; si demuestran un espíritu de servicio y una actitud transparente en el manejo de los recursos de que disponen; si desalientan el consumismo desenfrenado, y lo hacen con su propio ejemplo, todo ello redundará en ayudar a que se afiancen los valores que hacen imposible la corrupción.
Lo tercero es una formación clara y firme en cuanto al significado, el valor, y los peligros del dinero. Quien hace del dinero o del consumo un verdadero "dios" está a un paso de caer en la trampa de la corrupción. Al contrario, quien es austero, sobrio en sus gastos, vigilante para no dejarse cautivar por la propaganda que promete la felicidad a base de bienes materiales, comodidad y placer, esa persona está bien defendida ante las tentaciones de corrupción.
Lo cuarto es la transparencia en el manejo de los recursos de la sociedad, a todos sus niveles. Las aguas corrompidas no son transparentes.
Lo quinto es la sanción justa de quien o quienes son sorprendidos en actos de corrupción, tanto de los corruptores como de los que se dejan corromper, cualquiera sea el nivel de su cargo o autoridad. Pocas cosas son más desalentadoras que la impunidad de los corruptos, impunidad que es ella misma una forma sutil de corrupción. La autoridad pública no puede ser un mero espectador de la corrupción, ni hacerse cómplice encubriendo casos comprobados de venalidad.
Ya que amas la perfecta justicia, no permitas que nosotros la perturbemos. Que la ignorancia no nos desvíe de lo que es recto, ni nos incline la simpatía, ni nos corrompan las dádivas, o la acepción de personas."
1 comentario:
LA CORRUPCION ES SINONIMO DE LA GESTIONJ ACTUAL EN EL DITRITO DE PONTO Y EL CORRUPTO ES ANIBAL QUIÑONES ORTEGA (ALCALDE DE PONTO AHORA CANDIDATO PARA LA PROVINCIA DE HUARI)
SEÑORES DIGAN NO A LA MAFIA DE ANIBAL EL DELINCUENTE
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