viernes, 16 de abril de 2010

GOLFILLOS A LA ALCALDIA

Corresponsal: el viajero
En el mundo “político”, para ciertos sectores, el inducir a un hombre honesto para que vaya a la alcaldia de nuestra provincia es motivo de burla. En ese contexto, la derecha y la izquierda, y todo lo que ella involucra, ha entronizado el “mal” como parte de la rutina diaria. Sin el “mal” no existe la vida, dicen los componentes de la derecha, puesto que cada día piensan en como llegar al poder por su puesto al sillón municipal, no precisamente para hacer cosas buenas, muy por el contrario, intentan llegar a la cima, para poder gozar del poder, y de sus beneficios primarios y secundarios.

“Hacer buenos negocios en el municipio de los pobres”, dicen aquellos politiqueros, paradójicamente, puesto que combinan (a la fuerza) su repertorio de anti valores con los valores de su creencia religiosa, no importa cual sea ella. ¿Combinan?, pregunto yo; la irrealidad impuesta me dice que sí (aparentemente), puesto que vivimos, -con la derecha-, en un mundo surrealista, donde lo malo es bueno, y lo bueno es “tonto”. ¿Acaso, no vemos todos los días películas donde la lucha no es más entre el bien y el mal (como antiguamente) sino que la pelea es entre el “menos malo” y el “muy malo”? O sea, que el bien, para algunos, ya desapareció del mapa. Para mal de pesares, ni siquiera aquellos que dicen ser “pastores políticos” defienden el bien. Todo es relativo en el mundo religioso; todo es dogma en el mundo de muchos credos.

Dice el cuento:

“Había una vez un gorrioncillo que cantaba sus canciones en la ventana de un artista, quien al escuchar las bellas melodías, sentía en su ser la presencia del paraíso. Una de esas noches, el gorrioncillo decidió dormirse por horas y por horas; necesitaba descansar después de su ardua labor. Entonces, dicho y hecho, al día siguiente, el gorrioncillo no apareció en la ventana del artista. Éste, al no escuchar el timbre mágico del ave, se sintió extraño, y se puso a llorar desconsoladamente; la depresión había hecho mella en él. Su vida no tenía sentido, y quería desaparecer, puesto que el gorrioncillo, según su percepción había muerto…”

Así el político de derecha (el politiquero) “cree” que el gorrioncillo ha muerto, entonces, la vida no tiene sentido para él, por lo tanto enmarca su vida de otra manera después de su depresión. El politiquero ha perdido al gorrioncillo, por eso, la vida es oscura para él. Y es más negra aún porque se siente perdido en el universo. En su cerebro se instalan filtros mentales que configuran de una manera irreal la vida, por lo tanto, son dichos filtros los que determinan en gran parte su vida personal y pública. Los filtros son configuraciones perceptivas, donde el sistema social vigente ayuda a matizar los mismos conforme los valores y/o anti valores imperantes.

Hoy, en la región, la derecha quieren convertir la justa electoral en una lucha de “bandas” (clanes) intentando promover los instintos bajos, que siempre se encuentran rondando por ahí. Seguramente, en otros departamentos ocurrirá lo mismo, puesto que se aproximan las elecciones.

¿Qué estrategias* asumir para enfrentar esta situación emergente?1) “Limpiar la casa”, y evitar que entren “ratones”, “ratas”, “cucarachas”, etc.

2) Mostrar los “frutos” (de la gestión), que impacten los cinco sentidos.

3) No ensoberbecer la imagen de “transparencia” de los altos dirigentes (que se tienen); los líderes “pequeños” (para los cargos de menor importancia) tienen que asumir también la transparencia.

4) No subestimar al enemigo; el enemigo no está solo

En estas circunstancias, cuando la derecha cambia sus "mañas", les queda todavía mucho por hacer para implementar políticas adecuadas para hacer realidad la visión de una región mejor.

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