domingo, 24 de enero de 2010

Repase el poder emocional del 'outsider' en la historia electoral del Perú

Por Juan Aurelio Arévalo
La debilidad de los partidos políticos ha engendrado candidatos improvisados que, por muy de moda que estén, generan más problemas que soluciones
Aunque algunos lo nieguen, la carrera por el poder ha empezado. En el primer lugar y sin mucho esfuerzo, un alcalde que rompe récords de aprobación se ha distanciado del pelotón inicial y deja a su paso una estela amarilla que cada vez irrita más a sus adversarios.
Con la venia del presidente y con un efectivo “mis obras hablan por mí”, Luis Castañeda Lossio parecía tener todo controlado hasta que unas cuantas banderolas lograron que el “alcalde mudo” se fuera de boca, menospreciando a un “fulano” que tiene nombre y que encima se ha ganado el siempre atrayente apelativo de “outsider”.
UN AVENTURERO DEL PODER
En 1981 un actor de Hollywood asumió la presidencia de Estados Unidos, en 1987 los italianos eligieron a una actriz porno como parlamentaria y tres años más tarde la moda electoral llegó al Perú cuando un “chinito” montado en un tractor se convirtió en nuestro primer presidente “outsider”.
Definido como alguien que irrumpe de forma inesperada en la escena política, sin paso previo por ningún partido y que alimenta su popularidad a medida que va despotricando de sus rivales, el “outsider” representa el voto de protesta contra una clase política que en los últimos años ha acentuado su descrédito.
El “outsider” peruano es capaz de derrotar con discursos monosilábicos a un intelectual de la talla de Mario Vargas Llosa. Ser el verdugo de los partidos tradicionales y convertirse en alcalde de Lima siendo tan solo una figura de televisión. No tener mayor ingenio que pegarse un número 13 en el trasero y dar respuestas tan singulares como: “El símbolo de mi partido tendrá que ser mi cara”.
Casos como el de Ollanta Humala que prometía una mano dura contra los políticos corruptos o Alberto Fujimori que surgió en medio de un país en bancarrota deben entenderse de acuerdo a sus respectivos contextos.
Según la directora de Imasen, Giovanna Peñaflor, el elector peruano dio un salto al vacío al votar por Fujimori porque simplemente no tenía nada que perder. El panorama actual puede ser distinto, pero la disconformidad sigue vigente.
Luis Benavente, director del Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima, cree que las condiciones para que surja un “outsider” están dadas y los responsables son una vez más los políticos.
“El descontento se debe principalmente a la corrupción, una mala distribución económica y una oferta electoral muy pobre. La población que rechaza el sistema tiene una cultura política mínima y prefiere un enlace emocional con los candidatos que escuchar una propuesta programática”.
EMPIEZAN LOS PROBLEMAS
Con solo captar la atención mediática para sintonizar con sus electores y aprovechar cuanta oportunidad se les presente para criticar a los partidos tradicionales, los “outsiders” pueden ganar elecciones sin grandes apuros.
Mientras algunos aplauden este atrevimiento, otros como Alfredo Barnechea lo critican. “No deja de ser entre gracioso y estúpido que la moda, para presentarse a un cargo público, sea decir: Por si acaso, no tengo ninguna experiencia política e, incluso, no sé nada de política”, dijo alguna vez el analista.
Pero lo cierto es que este tipo de improvisación a la larga pasa factura. El propio Fujimori al darse cuenta de que no tenía un partido organizado tuvo que ingeniarse la manera de sostener su mandato formando hasta cinco agrupaciones políticas durante sus 10 años de gobierno. Demostró así que su objetivo nunca fue consolidar una idea política, sino mantenerse en el poder.
Hoy sus herederos, uniformados de naranja y ávidos de un voto joven que no recuerde los 10 años marcados por una corrupción sin precedentes, siguen bautizando a su agrupación con nuevos nombres, como Fuerza 2011, el último de ello
हेर्न््haparro, director de Conecta, confiesa con pesar que su experiencia en realizar encuestas le ha demostrado que el peruano ve la política como una actividad que solo sirve para el beneficio personal.
“Nosotros no tenemos una identidad partidaria como sucede en países como Estados Unidos o Chile. La constante desde Fujimori ha sido votar básicamente por el menos malo y a pesar de que muchos aseguran que los peruanos votamos de una manera irracional en realidad sí hacemos un análisis y la conclusión es que tenemos una pésima oferta “.
Tras la caída de Fujimori, el papel de “menos malo” recayó en Alejandro Toledo, un “outsider” con firmes convicciones democráticas, pero con la misma debilidad partidaria de su antecesor.
Prueba de ello es que a pesar de haber tenido un buen gobierno económico, su partido nunca pudo consolidar una ideología propia y al llegar las elecciones del 2006, presentaron como candidata presidencial a Jeanette Enmanuel, una empresaria de productos naturistas, elegida a último momento y sin ningún plan de gobierno .
¿Podrán los partidos encaminar su rumbo? O seguirán abriendo un espacio para la aparición de candidatos poco productivos que se desentienden de responsabilidades y se hacen humo con la misma facilidad con la que aparecen. Hoy, a diferencia de otros años, los peruanos sí tenemos mucho que perder.
Ricardo Belmont।
Alcalde de LimaConsiderado el primer “outsider” peruano, Ricardo Belmont Cassinelli era un conocido presentador de televisión cuando en 1989 se lanzó a las elecciones municipales como independiente y derrotó a los partidos tradicionales. Fue reelegido en 1993.
Alberto Fujimori.
Ex rector universitario que postuló en simultáneo tanto a la Presidencia de la Repúബ്ലിചാ
como al Congreso con el lema “Honradez, tecnología y trabajo”. En las elecciones de 1990 derrotó sorpresivamente al otro candidato “outsider”, Mario Vargas Llosa.
Alejandro Toledo.
Su calificativo de “outsider” es discutible, pero lo cierto es que se convirtió en un auténtico defensor de la democracia al ser el principal opositor de Fujimori y en el 2001 fue capaz de ganarle la presidencia a un Apra encabezada por Alan García.

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